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Bogotá 24 horas implicaría estos cambios

La rumba extendida en Bogotá ha recibido demasiadas críticas, por eso la idea de convertir a la ciudad activa las 24 horas se sigue estudiando.

El objetivo es que la capital tenga espacios nocturnos para disfrutar sin restricción. Así –además de bares– centros comerciales y restaurantes podrán permanecer abiertos.

Si esto llega a ser una realidad, Bogotá seguirá un modelo que ya ha sido implementado en grandes ciudades, como Los Ángeles (Estados Unidos) y Tokio (Japón).

Sin embargo, para lograrlo, se necesita de un trabajo en el que convergen instituciones y ciudadanía.

Justamente esa fue la principal conclusión que dejó el conversatorio ‘Bogotá 24 horas: hacia una política integral’, que se llevó a cabo este miércoles en uno de los auditorios de la Universidad de Los Andes.

Durante el evento, académicos, expertos en ciencias sociales y autoridades distritales coincidieron en que es una buena idea, pero que el trabajo será arduo.

“Apoyamos una ciudad las 24 horas. Queremos mayor competitividad, más espacio de trabajo para todos (…) Que viva la Bogotá nocturna, pero que esta no sea sinónimo de más consumo de alcohol”, aseguró Eduardo Behrentz, decano de la Facultad de Ingeniería de Los Andes y quien lideró el encuentro.

Pese a que algunos de los que hoy ven con buenos ojos la iniciativa, no fueron partidarios de aumentar las horas de funcionamiento en los sitios de rumba, y se mostraron positivos con esta propuesta si la movilidad, la seguridad y la convivencia sufren transformaciones positivas.

Lo primero que habría que evaluar, según ellos, está relacionado con la movilidad. En este aspecto, sería necesario replantear el modelo actual, para que Bogotá tenga un sistema de transporte que no termine a las 11 de la noche, como ocurre actualmente, y que se controle la proliferación de rutas piratas.

“La política integral debe ampliar el horario. No será posible si no tenemos un transporte formal y seguro”, dijo Behrentz.

El segundo aspecto que se deberá tener en cuenta para que ‘Bogotá 24 horas’ sea una política integral será el fortalecimiento de los controles del ruido, especialmente en zonas residenciales.

Para lograrlo, hay que comenzar por los problemas de convivencia que, según los residentes de barrios aledaños a las zonas de rumba, se han incrementado desde que se decretó la rumba extendida. “Toda la zona de influencia se ve afectada, cuando alguien sale de un bar va a perturbar a los vecinos que quieren dormir”, agregó Behrentz.

Frente al tema, incluso, se destacó que algunas ciudades que tienen una vida nocturna activa frenan la venta de alcohol sin cerrar los establecimientos.

El tercer aspecto para evaluar, según los expertos, son los índices de violencia, que en la ciudad van en ascenso.

Para Henry Murraín, director de proyectos de Corpovisionarios, Bogotá ha avanzado mucho en reducción de delitos de alto impacto, como el homicidio, pero cada día son más alarmantes las tasas de conflictividad en la ciudad. Por eso, se le debería apostar a una política cultural. “El problema no es el consumo de licor, el problema es la cultura ciudadana. Hay que evaluar cómo somos. Hay que dejar de querer reinventar la ciudad en cada administración, eso es muy costoso”, aseguró.

Hay dudas por la rumba

Cumplidos dos meses del primer plan piloto de rumba extendida, todavía hay dudas sobre los resultados de la medida. Mientras algunos opinan que es apresurado determinar si ha sido exitosa o no, la secretaría de Gobierno entregó nuevos resultados sobre la última jornada, que se llevó a cabo el pasado fin de semana.

Según su balance, entre las madrugadas del sábado y el domingo, en las zonas de rumba solo se registró una riña de las 276 que se dieron en la ciudad. Tampoco hubo lesionados ni alteraciones del orden público.

Actualmente, unos 500 establecimientos están funcionando en las cuatro localidades autorizadas y podrían llegar más miembros de la Policía a la ciudad.

Fuente: ElTiempo

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