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¿Por qué celebramos el 20 de julio? ¡Te sorprenderás!

Dicen que el florero de Llorente fue el que tuvo la culpa de que Colombia se independizara y la fortuna para los colombianos de ser autónomos de España.

¿Por qué celebramos el 20 de julio? ¡Te sorprenderás!

El 8 de mayo de 1873, mediante la Ley 60, el Congreso de Estados Unidos de Colombia decretó oficialmente día festivo para la República el 20 de julio, como aniversario de la proclamación de la independencia nacional. Vale la pena recordar que para ese momento ya habían pasado 63 años de aquel 20 de julio de 1810, día de la firma del Acta de la Revolución y que todavía no existía, en realidad, sino un emblema aprobado: la bandera tricolor, reglamentada el 26 de noviembre de 1861, ya que el himno sólo sería oficializado en 1920 y el escudo el 6 de agosto de 1955.

Sin embargo, en muchas oportunidades se habían propuesto variados modelos de escudos, banderas o himnos, entre otros un escudo y los colores nacionales aprobados como emblemas de la República en 1834, que fue reemplazado en 1854, 1861 y en otros años y una canción nacional presentada en 1836, así como se habían realizado fiestas patrióticas, nacionales, republicanas o cívicas, sin que todavía realmente se hubieran perpetuado unos referentes simbólicos de unidad nacional.

Con estos antecedentes, lo que llama la atención es el hecho de haber determinado que fuera esa fecha y ese acontecimiento ocurrido en Santa Fe, lo que se conmemoraría como aniversario de la proclamación de la independencia. Y no otro de importancia tan sacra como podría ser uno de los levantamientos pioneros de cabildos en Cartagena, Cali, Pamplona o Socorro o el 11 de noviembre de 1811, cuando fuerzas patriotas crearon el primer Estado libre, soberano e independiente de la Nueva Granada. O el 7 de agosto de 1819, día de la batalla de Boyacá, donde se obtuvo el triunfo militar y definitivo de las fuerzas patriotas contra las realistas, acto que permitió que en 1821 se constituyera la República de Colombia como “una nación irrevocablemente libre e independiente de la monarquía española”, tal como se formula en la Constitución.

¿Qué razones se pueden exponer para que se hubiese tomado esta decisión tan trascendental? Se pueden considerar varias, si nos circunscribimos a los hechos históricos:

1. La constitución de la Junta Suprema de Gobierno: En las primeras décadas del siglo XIX el centro administrativo del Nuevo Reino de Granada estaba asentado en Santa Fe, de tal manera que aparecía como el lugar referencial de dominio político de la monarquía española, aunque existían también fuertes poderes de las Elites en otras provincias, algunas, como la de Cartagena, muy contrarias a las santafereñas. En 1808 sucedió la invasión napoleónica a la península y el rey fue tomado prisionero, hecho que auspició la creación en España de una Junta Suprema que abogaba por la legitimidad de Fernando VII. Ello originó una serie de contradicciones mayores entre los que vislumbraban la posibilidad de una independencia absoluta y los que pensaban sólo en tener autonomía, como partes integrantes de la nación española.

Las fuerzas dirigentes, concentradas en Santa Fe, buscando mayor representación política como americanos, aprovecharon estas circunstancias para organizar el levantamiento del 20 de julio de 1810 y designaron una Junta Suprema de Gobierno. Así empezó una era de confrontación pública acerca de la construcción de la Nueva Granada como un territorio independiente del Estado español, en una especie de acto fundador de una nueva era, que se complementaría más tarde con el reemplazo del virrey, en una acción de toma de poder y como tal fue asumido por los miembros del Congreso en 1873.

Justamente, después de varios debates, se aprobó la ley que oficializó el 20 de julio como día festivo-aniversario de la proclamación de la independencia. Se fundamentó, según el discurso del presidente Manuel Murillo Toro, en el hecho de considerar el levantamiento de ese día de 1810 en Santa Fe, como el inicio de una campaña que abrieron “nuestros padres” contra la dominación española que se cerró con las victorias militares de los patriotas en Boyacá, Carabobo, Pichincha y Ayacucho. Se unieron dos hechos, el levantamiento del 20 de julio y las batallas militares, y se unificaron al considerarlos parte de un mismo conjunto. Tomaron partido por conmemorar el “inicio de las acciones”.

2. El referente conceptual: Desde 1811, el 20 de julio aparece reseñado en los calendarios, como el año de la “revolución e instalación de la Suprema Junta”; en 1812, como el tercero de “Nuestra Libertad”, acompañado de Santa Librada, mártir y patrona de la Patria. En 1813, como “Día de la Independencia”; en 1814, como “Día memorable de nuestra transformación política”; en 1815, como “Día de la Libertad” y en los años siguientes como fiesta cívica celebrando al Héroe, como “memoria del 20 de julio”, como “Día de la independencia nacional”. De ese modo se llegó a identificar como la Gran Fiesta de la Patria o Aniversario de la Independencia, referentes con los cuales se identificaron los congresistas de 1873 para determinar que era esta efemérides la que concordaba con sus propios imaginarios.

No en vano los discursos de conmemoración del momento hacen referencia a estos lenguajes de “libertad”, “próceres”, “patriotas”, “día brillante”, “santos mártires”, conceptos que también se representaron en los desfiles de esos años. Es una conjunción de elementos que mira hacia el pasado para rendir homenaje a los que iniciaron “nuestra transformación política”, a los que combatieron, como creadores de “nuestra libertad”.

Foto de casa con bandera de Colombia en La Candelaria, barrio de Bogotá

3. El momento político: En 1873 se encontraba en el poder presidencial la fracción política de los denominados Radicales, quienes buscaban crear formas alegóricas en la representación del Estado-Nación en formación. En ese sentido habían emprendido una campaña para laicizar varios de los espacios que permanecían referenciados por la simbolización religiosa. En esa tarea fue importante la erección de estatuas a los jefes militares de la lucha independentista, el rebautizo de calles y plazas con los nombres de las batallas que les dieron gloria a los ejércitos libertadores, la colocación de la primera piedra para construir un monumento en memoria de los mártires en la Plaza de los Mártires, nombrada así desde 1850 y bautizar Parque Santander el espacio que se conocía como plaza de San Francisco.

Sin embargo, el acto contundente es la puesta en escena, en los desfiles del 20 de julio, de la idea de unidad de los nueve Estados Federados, escenificada a través de representaciones de las particularidades simbólicas de cada uno, pero ungida como un solo cuerpo. Bajo esta concepción se considera que toda la simbología, que se manifestaba en la diversidad de cada Estado, dejaba ver también la unidad en la concepción de una nación y se debía oficializar a través de un solo festejo: el 20 de julio, día del nacimiento de “un pueblo libre, soberano, y digno de asistir al banquete de la civilización”, como bien lo formulaban.

Fuente: Semana

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