La habitación de Luis Andrés Colmenares se mantuvo igual después de su muerte. Sus objetos más preciados son el recuerdo de la Familia.
Foto: @noticieronueve / X (28/10/2024)
Luis Andrés Colmenares fue un joven cuyo trágico fallecimiento en 2010 marcó a toda Colombia. Este caso ha sido seguido de cerca por la Fiscalía General de la Nación, el Instituto de Medicina Legal, la Policía Nacional, el Ministerio Público y la Corte Suprema de Justicia. A 14 años de su muerte, la familia Colmenares sigue enfrentando un profundo dolor, mientras reconstruyen sus vidas en la intimidad de su hogar.
La familia Colmenares ha vivido un proceso de duelo intenso y constante. En este tiempo, han compartido momentos de tristeza y reflexión, destacando la figura de Luis como un amigo y un hijo. En las palabras de su madre, Oneida, “Luis ya no es solo mi hijo; se ha convertido en un amigo que perdí”. Este cambio en la percepción del vínculo familiar es un testimonio de la profundidad de su pérdida.
La habitación de Luis: un refugio de recuerdos
En el hogar que construyeron durante 25 años, la habitación de Luis Andrés permanece casi intacta, convirtiéndose en un espacio de encuentro y remembranza. Su madre describe cómo se siente al entrar en ese lugar: “La utilizamos como un espacio de reposo, donde a veces nos encontramos con él en nuestras noches”. Este cuarto azul, que alberga sus recuerdos, se ha convertido en un templo de amor y nostalgia.
El impacto emocional de su ausencia se refleja en los rituales diarios de la familia. Oneida sostiene un duelo permanente, hablando con su hijo mientras conduce o se encuentra en casa. “Él era mi confidente, mi amigo”, comparte, resaltando la conexión que aún perdura en su corazón. Su hermano menor, Jorge, ahora de 18 años, también ha lidiado con la pérdida. “Perdí a un compañero, a un padre y a un hermano”, confiesa, evidenciando la madurez prematura que ha adquirido a raíz de esta tragedia.
Recuerdos que perduran
La habitación de Luis, con su cama y sus objetos personales, se mantiene como un símbolo de su vida. “Siempre le gustó coleccionar billetes y su mochilita de la universidad está ahí”, recuerda Oneida con una mezcla de tristeza y ternura. La promesa de descubrir la verdad sobre su muerte sigue siendo una motivación constante para la familia. “No le tengo miedo a nada, ni a los abogados”, afirma con determinación, mostrando su compromiso con la justicia.
Cada octubre se convierte en un recordatorio del dolor, un mes que la familia desearía borrar del calendario. Sin embargo, a pesar de la tristeza, el amor por Luis Andrés Colmenares continúa vivo, transformando su habitación en un refugio donde los recuerdos son abrazados con cariño y fortaleza.
Cuando se cumplieron 3 años de la pérdida del joven estudiante, la familia reveló detalles que rompieron el corazón.
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