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¡El 23 de marzo de 2016, se firmará la paz!

Penas que pagarían las Farc serían de hasta ocho años en condiciones especiales, si confiesan.

 

El gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Farc llegaron este miércoles en La Habana (Cuba) a un acuerdo histórico para imponer penas restrictivas de la libertad a los principales líderes de esa organización que dejen las armas y al mismo tiempo fijar un límite de máximo seis meses para firmar el fin del conflicto, el cual ya supera las cinco décadas.

El acuerdo fue firmado por el mandatario y el máximo líder de las Farc, ‘Timochenko’, quienes arribaron a la capital cubana en la mañana de este miércoles para –de manera expresa– firmar el primer documento sobre la paz en el que aparecen sus rúbricas, y para verse personalmente por primera vez. 

Aunque queda mucho tramo de las negociaciones por recorrer, algunos creen que el encuentro personal de Santos y ‘Timochenko’, y la firma del acuerdo con todos sus alcances, le aseguran al proceso de paz un punto de no retorno.

Los dos puntos que constituyen la esencia del acuerdo de la víspera (la fórmula de justicia transicional y la fecha para firmar el fin del conflicto) habían llenado de escepticismo a los colombianos sobre la suerte final del proceso de paz. 

La imposición de penas “restrictivas de la libertad” hasta por ocho años para los principales líderes de las Farc responsables de delitos graves se había convertido en el tema más discutido de la agenda, al punto de que les tomó más de un año a los negociadores de las partes llegar a la fórmula anunciada.

El concepto de pena “restrictiva de la libertad” será desarrollado por una ley y aplicado por un tribunal especial, que también será creado para juzgar tanto a los excombatientes de la guerrilla como a los miembros de la Fuerza Pública y a otros actores responsables de delitos cometidos a propósito del conflicto armado. (Además: Justicia y Paz, el antecedente de aplicación de justicia alternativa)

Los principales críticos del proceso con las Farc han tenido este (el tema de la justicia transicional) como uno de sus principales argumentos para oponerse a él.
El fin del conflicto

Líderes como el expresidente Álvaro Uribe, quien encarna la posición más crítica a las negociaciones con las Farc, se niegan a aceptar que los responsables de los peores crímenes durante las últimas cinco décadas no vayan efectivamente a la cárcel.

No obstante ser hasta ahora el más significativo acuerdo en las negociaciones de La Habana, que cuenta con el respaldo de destacados líderes de la comunidad internacional como el papa Francisco y el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama; de la Unión Europea y de la mayoría de los partidos políticos en Colombia, el debate interno sobre este tema no ha terminado. 

Serán los ciudadanos quienes finalmente determinen en las urnas si refrendan o no esa fórmula de justicia transicional.

El otro punto acordado, el de fecha para la firma del fin del conflicto, también se había convertido en una amenaza para el éxito de las negociaciones en La Habana.

Cuando el presidente Santos, a mediados del 2012, hizo público que iniciaría un proceso de paz con las Farc, dijo que este sería de meses –no de años–, pero ya lleva más de tres años. 

La incertidumbre sobre la fecha para la firma del fin del conflicto y los ataques que hasta hace unos meses hacía esa guerrilla contra la población civil, con un alto costo de vidas humanas, pusieron en riesgo el proceso en varias oportunidades. Y, no obstante el anhelo de la paz de los colombianos, de manera sistemática el proceso era castigado por la opinión pública a través de las encuestas.

Por eso, la afirmación de Santos de que a más tardar dentro de seis meses (el 23 de marzo del próximo año) tendrá que firmarse el fin del conflicto resulta ser la otra noticia importante de la jornada, de gran respiro para los colombianos.
“El jefe del secretariado de las Farc y yo hemos acordado que a más tardar en seis meses deben concluir las negociaciones. Es decir que a más tardar el 23 de marzo de 2016 debe estar firmado el acuerdo final”, dijo el mandatario en su intervención desde La Habana. 

Para algunos entendidos en el tema, este compromiso público de las partes ante la comunidad internacional le pone un carácter de irreversibilidad al proceso.

Dejación de las armas

El encuentro de La Habana dejó otra certeza: la dejación de las armas de las Farc, lo que ocurrirá 60 días después de la firma del fin del conflicto.

Este punto, que forma parte tanto de la declaración conjunta como del discurso de Santos, aparece con fecha fija, pero también como prerrequisito indispensable para ser beneficiario de la justicia transicional.

“Las Farc comenzarán a dejar las armas a más tardar a los 60 días de la firma del acuerdo final”, dijo Santos. Eso será a finales de mayo del próximo año.

Este era otro punto que había llenado de escepticismo a algunos críticos del proceso, para quienes las Farc iban a hacer política con el apoyo de sus armas. 

Como lo destacó Santos en la intervención por televisión luego de firmado el acuerdo, este se suma a los tres anteriores de la agenda: “Desarrollo agrario integral”, “solución al problema de las drogas ilícitas” y “participación política”, lo que ponen un punto muy avanzado al proceso.

El máximo líder de las Farc, ‘Timochenko’, quien fue visto desde las primeras horas de ayer en la capital cubana en traje informal (sudadera y cachucha Adidas), se presentó luego a la sesión solemne vestido de blanco, para asegurar que su organización está dispuesta a asumir responsabilidades, “por nuestras acciones a lo largo de la resistencia”, precisó.

Las frases durante el anuncio del acuerdo

Juan Manuel Santos

“Es la primera vez que un gobierno y un grupo armado ilegal –en un acuerdo de paz y no como resultado de posteriores imposiciones– crean un sistema de rendición de cuentas ante un tribunal nacional por la comisión de crímenes internacionales y otros delitos graves”.

“Desde la orilla de las instituciones, quiero valorar el paso que hoy han dado las Farc. Somos adversarios, estamos en orillas diferentes, pero avanzamos en una misma dirección, que es la de la paz”.

“La condición fundamental de este proceso es que tenemos que romper de una vez y para siempre cualquier vínculo entre política y armas. Por eso, el proceso de dejación de armas debe culminar a la mayor brevedad”.

“Hoy damos un paso enorme hacia esa nueva Colombia, y los invito a que la construyamos juntos. Porque este horizonte positivo nos llama a construir, no a destruir; nos convoca a unirnos, no a dividirnos”.

Rodrigo Londoño, ‘Timochenko’

“El actual proceso de paz es el único en el mundo que ha acordado un sistema integral que reúne y relaciona todos los elementos que el derecho internacional señala: los de verdad, justicia, reparación y la no repetición”.

“Creemos imprescindible que el resto de los actores del conflicto, tanto los que han combatido como los que han instigado la guerra desde lujosas oficinas, asuman con valentía su responsabilidad y así lo manifiesten ante el pueblo colombiano sin escatimar un ápice de verdad”.

“Estamos dispuestos a asumir responsabilidades por nuestras acciones a lo largo de la resistencia, pero nunca por lo que interesadamente nos imputan nuestros adversarios sin ningún fundamento ni fórmula de juicio”.

“Hoy anunciamos al país que haremos todo lo que esté a nuestro alcance para lograr en poco meses el acuerdo final de paz, y exhortamos a nuestra contraparte en la mesa a hacer lo mismo. Levantamos la voz del nunca más”.

El sobrio estrechón de manos

Santos y ‘Timochenko’ protagonizaron un episodio que llamó la atención de las miles de personas que seguían la transmisión por televisión desde La Habana: al terminar la ceremonia en la que se firmó el acuerdo, el presidente cubano, Raúl Castro, se puso en medio de los dos, los abrazó simultáneamente y con un gesto sugirió que estrecharan su mano. Santos, un poco rígido y mirando al piso, parecía rehusar el guiño.

Entonces Castro tomó la iniciativa, hizo un ademán de saludar al jefe de las Farc, pero a medio camino quitó su mano y logró que el brazo extendido de ‘Timochenko’ se dirigiera a Santos hasta estrechar su mano casi de manera sorpresiva. Castro, con sus dos manos, apretó las de los dos rivales y la sala estalló en un aplauso.

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 Tomado de Eltiempo.com

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