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Los problemas más críticos de TransMilenio

Todos los días los usuarios de TransMilenio tienen que sufrir con situaciones como interminables filas, demora en los servicios de alimentación y articulados y poca fuerza pública y a esto sumarle la cero cultura de la ciudadanía a la hora de tomar el servicio.

 

Un usuario promedio de TransMilenio, especialmente de lunes a viernes en hora pico, se puede encontrar con una larga fila para comprar el pasaje, un trancón humano a la entrada de la estación y dentro de ella.

Apenas llega el bus, en medio de empujones y comentarios de enfado se agolpan contra la puerta, para descubrir que no hay espacio para una persona más. Si tiene suerte, el siguiente pasará entre 5 y 10 minutos después. Si no, serán 15 o 20.

Si se disecciona esta escena, salen a la vista los problemas del sistema. En primer lugar, los casi 213.000 pasajeros que lo usan en hora pico exceden su capacidad. A ello se le suman la insuficiencia de buses y, por ende, la frecuencia con la que pasan.

No es de extrañar que muchos se resistan a la idea de usarlo o que muchos se resignen, no sin antes lamentar el mal servicio.

Sin embargo, algunos de los quejosos se someten porque no tienen carro o, si lo tienen, porque no soportan los trancones en Bogotá. Como resultado, hay más de una protesta a la semana en distintas troncales.

De hecho, los bloqueos que esta semana sentaron al alcalde Gustavo Petro a hablar con los usuarios (la segunda gran crisis que enfrenta durante su gobierno) son la evidencia de que el Distrito debe actuar pronto para evitar el colapso total, antes de que culmine la implementación del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) o se pueda pensar en un metro pesado al que le faltan 10 años para estar listo.

En el 2012, el recién posesionado mandatario solucionó la crisis con una rebaja en los pasajes, para estimular el uso de los articulados en las horas valle. La medida no solo no cambió el horario de los pasajeros, sino que se convirtió en un subsidio generalizado que le ha costado miles de millones de pesos al Distrito.

EL TIEMPO consultó a expertos para desentrañar las situaciones que están infartando al otrora emblema de la capital y proponer soluciones para despertar de nuevo el orgullo ciudadano por este sistema.

1. Atrasos en infraestructura

Bogotá tiene un atraso de 275 kilómetros en la construcción de nuevas troncales. Según el plan original, ya deberían existir las de la carrera 7.ª, la Boyacá, la calle 170, la avenida Primero de Mayo y la calle 13, entre otras.

Aunque Darío Hidalgo, exgerente de TransMilenio y consultor de Embarq, considera que es vital construirlas pronto, dice que “en el corto plazo se debe priorizar la ampliación de troncales, construir intersecciones a desnivel (puentes o túneles) en puntos críticos como la Caracas” y crear más retornos operacionales para flexibilizar el servicio y evitar que los buses hagan largos recorridos que retrasen su llegada a las estaciones más congestionadas.

2. Operación y control de flota

Hidalgo considera que “es hora de rediseñar la operación para evitar el exceso de rutas en las mismas plataformas” y para crear otras con recorridos más cortos que mejoren las frecuencias. “Ahora que se acerca la licitación de las fases I y II, podrían exigir buses de mejor tecnología, además de otros indicadores de calidad de servicio”, señaló. Plinio Bernal, director de gestión urbana y movilidad de la Cámara de Comercio, también cree que todos los buses deben ser biarticulados. “Los sencillos se quedaron pequeños. Hay que adaptar las estaciones para este tipo de buses y transportar más pasajeros por hora, por sentido”, anotó.

3. Congestión en estaciones

Para liberar la congestión en los portales y estaciones, José Stalin Rojas, del Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional, propone un cambio de horarios. “Operar desde las 4 a. m. no es una solución de fondo, pero sí ayuda a algunos pasajeros”. Esta medida ya se implantó en Suba y en el portal Américas. Usme, Tunal y Soacha. 

“También podría priorizarse la ruta fácil y no las expresas, para evacuar pasajeros de las estaciones constantemente”, sugirió.

Hidalgo agregó que se deben ampliar las estaciones, para crear más puntos de parada que permitan reducir el número de pasajeros en cada puerta.

4. Inseguridad e incultura ciudadana

A la incomodidad en buses y estaciones se le suma la inseguridad. Aunque subió el número de policías, Rojas cree que “se necesitan más cámaras”. Y, sobre los últimos casos de manoseo, el experto destacó los vagones para mujeres: “Ellas escogen si quieren exclusividad o si van con los demás. Esto ha cambiado la mentalidad sobre lo que pasa con el género en el sistema”. Por su parte, Bernal ve en las ventas ambulantes un problema de seguridad. “La Policía conoce las horas y estaciones donde están. Deben lograr que lo hagan fuera del sistema”, dijo.

5. Acabar con la fila por la compra de pasajes

Con sol o con lluvia, los pasajeros se ven sometidos a hacer una fila para comprar el pasaje y otra para entrar a TransMilenio. Rojas considera que se debe avanzar en el modelo de tarjetas prepagadas. “No debería hacerse solo en las estaciones –como sucede en fases I y II–, sino también en grandes superficies”, propuso. De hecho, no estaría de más habilitar la venta de tiquetes a través de internet, para que los usuarios se ahorren una de dos filas.

Fuente: El Tiempo

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